Caída en la producción de carne abre nuevas posibilidades para incentivar la crianza de bovinos

Publicado En: octubre 13, 2017Categorías: Gremiales

Caída en la producción de carne abre nuevas posibilidades para incentivar la crianza de bovinos

Paola Rojas / Diario Austral de Osorno
  • El último boletín de Odepa sobre el producto arrojó una caída de 9,5%, lo que influyó en la disminución de las exportaciones. La sostenida baja en la masa bovina es una de las causas. «Ahora sí el negocio de la crianza es bueno, porque frente a tan pocos bovinos y a tan poca crianza, el ternero subió mucho de precio», indicó el presidente de Corpcarne.

     

Las últimas cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) sobre el mercado de la carne bovina abren oportunidades para los crianceros, ya que muestran una baja en la producción de 5,6% y junto con ello una caída en las exportaciones que alcanzó al 9,5%.

A esta situación se le suma una considerable alza en las importaciones del producto, que alcanzaron al 21% en estos meses, lo que según los ganaderos, refleja la baja sostenida en la masa ganadera chilena, que viene en picada desde hace 10 años.

Agricultores dedicados a la crianza coinciden en que la solución pasa por un mayor apoyo del Estado y de los privados, que incentive la producción de carne bovina, ya que la disminución de cabezas en el último período responde a lo poco rentable que es el negocio, con altos y bajos.

Periodo negativo

El gerente general del Grupo Feria Osorno y presidente de la Corporación de la Carne, Harry Jürgensen Caesar, señaló que estas cifras se deben netamente a la reducción de la masa ganadera en más de un millón de cabezas entre 2007 y 2015, lo cual es muy significativo para un país que solo tiene un poco más de dos millones 700 mil bovinos, porque corresponde a un 30%.

Otros cálculos indican que, en función de la tasa de extracción de Odepa y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), si el año 2015 había 2 millones 700 mil animales, este año hay menos de dos millones y medio.

«En los últimos 10 años los chilenos hemos consumido parte de nuestro patrimonio ganadero, es decir, vacas y vaquillas», enfatizó Jürgensen.

Detalló que al comienzo comenzó una disminución de las razas de carne, ya que la crianza de estos animales no resultaba rentable, a diferencia de los cultivos tradicionales como cereales o frutas, por lo que muchos campos dedicados a la ganadería se arrendaron para aquellos fines.

Además, las regiones de Los Lagos y Los Ríos sustentan la ganadería en el negocio lechero, pero en los últimos dos años este rubro se vio muy afectado por la sequía, lo que también tuvo consecuencias en la masa ganadera.

«Estamos en un ciclo absolutamente negativo. Con esta información nos encontramos que ahora sí el negocio de la crianza es bueno, porque frente a tan pocos bovinos y a tan poca crianza, el ternero subió mucho de precio, si antes costaba $1.000 hoy cuesta $1.800», indicó Jürgensen.

A esto añadió que está presente el mercado de Turquía, que es un gran demandante de terneros y necesitan ganado vivo para cumplir con ritos musulmanes de sacrificio de este animal.

Esta oportunidad de negocio hace que las vaquillas y las vacas se retengan y como salen de la oferta de matanza, la población de ganado se recupera.

«El mejor negocio ganadero hoy es la crianza, siempre debería ser así, para que tengamos una ganadería sana y en permanente desarrollo», manifestó el ejecutivo cárnico.

Jürgensen criticó que las autoridades no se preocupen de la situación de dependencia de muchos crianceros con la lechería, ya que es grave, porque se está perdiendo el patrimonio ganadero y solo se espera que el ajuste se produzca de manera automática.

A su juicio, tampoco existe un real interés por la recuperación de suelos degradados para reimpulsar la ganadería, por lo que los ajustes se producen en cifras negativas.

Importaciones

Jürgensen indicó que la única forma de compensar la baja cifra de cabezas de ganado bovino en el país es traer carne importada, que es de razas tropicales que son de menor calidad y sin las garantías sanitarias que se exigen a los productores nacionales.

Precisó que se trata de un elemento distorsionador en el mercado nacional, porque compiten con animales distintos y exigencias diferentes, ya que a la carne chilena se le exige trazabilidad y tipificación, siendo este un segundo problema que impide desarrollar la ganadería.

La mejor solución por ahora es el camino de la exportación, ya que Chile cuenta con numerosos tratados de libre comercio, su estado fitosanitario es óptimo y hay plantas de gran nivel que permiten llegar a cualquier mercado del mundo con el producto.

Falta de carne

Luis Amthauer, criancero de la raza Aberdeen Angus de la zona de Hueyusca, en la comuna de Purranque, explicó que su negocio es familiar y por iniciativa propia han aumentado la producción, lo cual, aseguró, muchos ganaderos trabajan con esa mentalidad y son los que mantienen el negocio.

«Siempre hemos tratado de producir con los costos más bajos, de modo que nos queden utilidades. Las importaciones no nos han afectado. Se ha importado más carne para remplazar lo que falta, pero con nuestros precios todavía hay cierta rentabilidad», manifestó Amthauer.

Aseguró también que si los ganaderos chilenos logran aumentar la producción, esta carne se comenzará a consumir en el país, ya que es producida en base a praderas y proviene de razas de mejor calidad, por lo que se trata de un producto más sabroso y bajo en colesterol.

«En estos momentos no hay más carne en Chile. Si ahora se están matando 10 y se quiere producir 20, no hay más carne disponible. Aquí debe haber una participación del Estado y de los privados para fomentar la producción cárnica nacional», señaló el productor de Purranque.

Considera que con las praderas existentes en el país fácilmente se puede alcanzar una cifra de entre cinco o seis millones de cabezas de ganado en el territorio nacional.

La más baja en 60 años

El agricultor y presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago), Christian Arntz, señaló que el hecho de que el descenso en los envíos de carne bovina nacional al exterior no haya traído aparejado una lógica disminución de las importaciones, es por una razón muy sencilla: la masa ganadera chilena está en las cifras más bajas de los últimos 60 años.

La razón de ello está dada por dos factores: por la falta de competitividad; y en segundo término, porque en esta época se da una mayor retención de hembras que están en etapa de pariciones, lo que genera la disminución de la faena.

«Como Sago insistimos en que la norma de tipificación debe ser reemplazada, ya que sólo favorece a los países importadores. Por otro lado, la tipificación no es el único responsable, también lo es el Estado con normas que no están a la altura del mercado y nos han restado competitividad; el aumento del valor de la tierra; y el Mercosur. Sin embargo, partamos por corregir la tipificación, que es muy relevante», indicó.

Arntz señaló que la categoría V es tan amplia, que caben carnes de subespecies como el cebú, provenientes mayoritariamente de Brasil y Paraguay, con características muy distinta a los bovinos nacionales, no obstante, el consumidor no se entera de ello y razas destinadas a la producción especializada de carne y otras también caben en V, lo cual refleja una norma muy imprecisa.

Agregó que la propuesta de la Sago es terminar con la norma y dejar dos categorías de carne que serían de consumo e industrial, para avanzar hacia una normativa enfocada en las necesidades del consumidor, por medio de parámetros objetivos a definir en conjunto con la industria.

«Sólo así aseguraremos un precio decente para animales adultos y una competencia leal con la carne importada, es decir, las mismas reglas con que juegan los demás países», concluyó.

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