«La pobreza del campo comenzó a superarse con el crecimiento económico y en ello nada tuvo que ver la Reforma Agraria»

Publicado En: agosto 1, 2017Categorías: Gremiales

«La pobreza del campo comenzó a superarse con el crecimiento económico y en ello nada tuvo que ver la Reforma Agraria»

Diario Austral de Osorno
  • «Que el Gobierno actúe con equilibrio y haga un mínimo esfuerzo por integrar distintas miradas sobre el proceso, porque durante un año sólo se ha dedicado a contar una fábula».

Molestos con la forma en que el Gobierno a través de sus distintas reparticiones ha recordado los 50 años de la Reforma Agraria se encuentran en la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, Sago A.G.

Y es que a través de su presidente, Christian Arntz, manifiesta que no hay nada que celebrar, ya que a su entender dicho proyecto se manejó de manera ineficiente, «como lo demuestra la caída de casi el 7% del producto interno agrícola hacia 1973, condenando a la pobreza a miles de chilenos que se decía favorecer y al desabastecimiento del país. El colmo de la desfachatez, fue culpar a los expropiados de ello», remarca el dirigente gremial.

-¿Por qué desde Sago dicen que no hay nada que celebrar en los 50 años de la Reforma Agraria?

-Porque los datos son abrumadores, en todo sentido: la Reforma Agraria no fue más que una excusa para dejar la propiedad en manos del Estado y no de campesinos; ningún título de dominio fue entregado a los campesinos que se decía favorecer, quienes simplemente pasaron de ser empleados por un privado, a ser empleados de operadores políticos. La Reforma Agraria chilena estaba influida por el fracasado modelo yugoslavo de autogestión, sin subdivisión de la tierra, al igual que el modelo «kolhozy», de propiedad colectiva en la Unión Soviética. Paradójicamente, fue en el Gobierno Militar y no la Reforma Agraria, la que materializó una transferencia de capital a través de la entrega de parcelas Cora. Sólo en ese momento los campesinos pasaron a ser realmente dueños de la tierra y no antes.

«Propaganda»

-El gobierno hizo un video promocional sobre el aniversario de la reforma, que habría implicado una importante inversión ¿Cómo evalúan este tipo de acciones?

-Pésimo. Son $110 millones que se entregan para esta acción bajo la supervisión del ex líder del MIR, Andrés Pascal Allende, el mismo que incendiaba el país con su retórica llena de odio y que promovía las tomas ilegales que terminaron con expropiaciones también ilegales. ¿Cómo es posible que el Gobierno, con recursos de todos los chilenos permita algo así y ni siquiera atienda nuestros reclamos? A mi juicio, esa es la gran pregunta.

-Sin duda hay un cariz político en este tema ¿Cree que existe algún sesgo en ese sentido tanto del Gobierno como del gremio?

-Nosotros hemos aportado al debate hechos, cifras. El Gobierno sólo entrega eslóganes propagandísticos sin sustento, como que los niños pudieron ir a la escuela gracias a esta reforma nefasta y que atentó contra los derechos humanos de miles de personas. La pobreza del campo comenzó a superarse gracias al crecimiento económico y en ello nada tuvo que ver la Reforma Agraria, todo lo contrario.

-¿Qué es lo que espera el gremio manifestando su disconformidad con la defensa que hace el Gobierno a este proceso histórico?

-Que el Gobierno actúe con equilibrio y haga un mínimo esfuerzo por integrar distintas miradas sobre el proceso, porque durante un año sólo se ha dedicado a contar una fábula.

-El ministro de Agricultura, Carlos Furche, ha planteado que la Reforma «estimuló un enorme y definitivo cambio en participación, organización y mejoría de la calidad de vida de campesinos y habitantes rurales». ¿Cree que sus declaraciones marcan una división con el empresariado agrícola?

-Como gremio tenemos una agenda de trabajo en curso con el Ministerio que hemos empujado lealmente y queremos separar las cosas de este problema en específico. Tenemos un fuerte desacuerdo con todo lo que ha hecho el Gobierno en el ámbito de la conmemoración de la Reforma Agraria y queremos creer que el ministro ha sido presionado por las corrientes más ideologizadas del Gobierno para abandonar el histórico rol técnico de su cartera.

Precios de la carne

En otro ámbito, sobre el momento actual del mercado cárnico, Arntz señala que es necesario vender cortes gourmet a destinos específicos para consolidar un modelo de exportaciones que ayudaría a mejorar la competitividad de los productos frente a un Mercosur y una institucionalizad que poco ayuda a lograr ese objetivo.

-¿Cuál es el balance del mercado cárnico hoy?

-La fotografía del momento es bastante compleja de analizar, porque si bien pasamos por un horizonte de precios favorables al productor, éstos no son fruto del desarrollo ganadero, sino más bien fruto de todo lo contrario… de una involución del sector ganadero, en donde hemos perdido mucha masa ganadera y como hoy día tenemos una relativa escasez, por efecto de la oferta y demanda, sube el precio. En palabras simples, hoy día la carne tiene este precio porque no hay.

-¿A qué se debe?

-Existen varias razones para explicar esto, la principal es porque el rubro ha venido teniendo números negativos durante mucho tiempo, lo cual ha desincentivando fundamentalmente a los productores crianceros, por lo que se empieza a morir un poquito la máquina generadora de terneros que es la base de todo esto (…). Por otro lado, está la llegada de rubros más rentables como la fruticultura. La competencia por el suelo y su encarecimiento hace que tengas que imprimirle una rentabilidad mayor y ahí han primado otros rubros. (Además) Ante la figura del Mercosur tan cerca y con productos tan baratos, Chile se vuelve poco competitivo en su ganadería para mantener precios razonables en su estructura de costos.

-¿Cómo se supera esto entonces?

-Es en el tema de las exportaciones donde nosotros vemos un futuro. No queremos dejar el consumo interno, que en cuanto a volúmenes es muy relevante, pero en cuanto a precios y a capacidad de desarrollo nos pone un techo con el Mercosur. Nosotros creemos que debemos pasar ese techo, porque tenemos una calidad de productos en Chile que lamentablemente todavía no se paga y por lo tanto hay que salir a buscarlo afuera. Alternativa que si bien pudo anteriormente haber sido un catalizador de la producción ganadera, no ha sido todavía porque nos hemos encontrado con una serie de trabas para poder acceder a esos mercados.

-¿Qué trabas?

-Parte por un tema de servicios del Estado. Nosotros para poder exportar necesitábamos tener un sistema de trazabilidad y si bien es cierto ese sistema hoy día funciona mejor que antes, todavía está lejos de ser perfecto. Y en su momento, cuando se requirió cuando fue el impulso exportador pleno, éste no dio el ancho; teníamos animales, pero no papeles para exportarlos porque el sistema no estaba dando respuestas favorables. Tenía errores y dificultades que demoraron muchísimos años, más de ocho, en llegar a la situación que tenemos ahora, que tampoco es ideal pero sí funcional.

¿Cuál es el principal obstáculo?

-El SIPEC (Sistema de Información Pecuario), que no daba el ancho, tu podías tener tus animales ahí, pero te decían que no tenías trazabilidad, entonces te los compraban y después tenías problemas en el frigorífico porque no estaban los papeles que comprobaban su calidad. Por lo tanto, el animal que estaba vendiendo a X valor, no te lo pagaban y tenías que destinarlo al comercio nacional. Pero vemos hoy otras cosas que también nos restan competitividad, porque a final de cuentas cuando tienes una economía tan abierta como la chilena, debes hacerte competitivo contra los otros mercados.

-¿Cómo funciona actualmente?

-Hoy se está exportando a China, lo cual sostiene el precio de la vaca. Ahí hay un punto muy particular, nosotros hoy tenemos una regla de mercado que no existe en otras partes del mundo, que le permite al supermercado vetar ciertas carnes nacionales, por ejemplo la que viene de animales con cronometría dentaria superior a cuatro dientes, animales mayores que no necesariamente son más duros y puede que sean hasta más sabrosos que uno más joven. La actual tipificación (…) nos pone una palanca de freno, porque si ya tenemos una oferta escasa, con esto la estamos haciendo aún más escasa, con una falsa premisa sobre la calidad.

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