La difícil encrucijada de la crisis del Coronavirus

La difícil encrucijada de la crisis del Coronavirus

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

A las 8:40 horas del sábado 28, el sitio www.covidvisualizer.com que actualiza el avance del Covid-19 en tiempo real, mostraba que en el mundo los contagiados sumaban 614.106. De estos, había muerto el 4,6% -28.239- y se había recuperado el 22,4%.-137.271-.

El virus ha demostrado  ser menos letal que la Gripe Española de hace 102 años, pero la conmoción y el miedo que tenemos es similar a los que experimentaron nuestros antepasados y eso no es una mala noticia, porque es una muestra de que somos una sociedad más humana, donde no somos una simple estadística y cada vida cuenta.

Y porque cada vida cuenta es que existen sectores que no pueden detenerse: uno de ellos es la salud, por razones obvias, y otra es la cadena de suministro de bienes y servicios básicos, donde el alimento cumple un rol central. Hoy, los profesionales de la salud son tan importantes como los trabajadores del campo y todos tienen un papel insustituible que cumplir.

El mundo desarrollado nos muestra en tiempo real varias líneas paralelas para enfrentar el virus, desde el estado policial asiático, hasta el apocalíptico desorden italiano y español, naciones que concentran casi el 57% de los muertos a nivel global. Países como Chile deben encontrar el mal menor entre estos extremos.

Una rápida encuesta a nivel nacional muestra que la mayoría de las personas miran como un enfoque deseable las políticas asiáticas de control, porque se han mostrado efectivas, pero muchos se sorprenden al saber que, por ejemplo, Taiwán y Corea no han logrado esto a través de prohibiciones de salir de casas, cierres de tienda o restaurantes y más bien la clave del éxito ha sido su mentalidad autoritaria, con personas que no cuestionan la utilización de una extrema vigilancia digital de desplazamientos a través del GPS de los celulares, de las actividades en internet y el uso de cámaras de reconocimiento facial que incluso miden la temperatura corporal en espacios públicos.

La cuarentena absoluta para un país no es viable, porque no podremos esperar escondidos a que el “enemigo invisible” que identificó el presidente francés Macron se vaya para volver a producir los alimentos, el agua potable o la energía eléctrica que requerimos para vivir. Hace una semana, Branko Milanovic, economista serbo-estadounidense especialista en desigualdad, detalló que el verdadero peligro pandémico es el colapso social, si es que  un número muy alto de personas salen de la crisis actual sin dinero, ni trabajo, ni acceso a bienes y servicios básicos. El riesgo de salud y económico, por lo tanto, son tremendamente  serios para la vida en sociedad, por lo que el desafío es enorme en dos dimensiones indisociables.

La abrupta desglobalización por coronavirus

La abrupta desglobalización por coronavirus

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

En 2017, SAGO invitó al destacado periodista osornino John Müller para brindar una charla en donde éste acuñó el concepto desglobalización, el que hoy cobra mucha actualidad.

Müller distingue tres factores que definen a la globalización: libertad de movimiento de personas; libertad de comercio; y libertad de movimientos de capitales. A raíz de la irrupción del coronavirus (Covid-19 o SARS-CoV-2), el primero de estos se ha visto seriamente comprometido.

El segundo factor de la globalización, la libertad de comercio, ya estaba comprometido por la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, pero ahora se agravó debido a la paralización de los principales centros de consumo. El movimiento libre de capitales, en tanto, ya se estaba comportando de manera inusual en enero, producto de una serie de convulsiones sociales en el orbe, incluida la chilena, no obstante hoy, ya estamos derechamente en presencia de una fuga de dinero sin precedentes, porque los inversores privilegian seguridad sobre rentabilidad y así, enormes sumas de dinero se están “desglobalizando” o refugiándose en sus países de origen.

Países como Chile, que sustentan su economía en las exportaciones y la atracción de capitales, enfrentan un escenario en donde experimentará el significado profundo de vivir fuera de un modelo de integración de mercados y libre comercio.

¿Qué podemos esperar en el plano de nuestra provincia? Dificultades para nuestros productos exportables –cerezas y berries y a nivel de la región de Los Lagos los salmones-. Podemos prever una cierta estabilidad en los productos que sustituyen exportaciones, principalmente carne y leche, sin embargo, para los consumidores –y consumidores somos todos-, el panorama no es alentador. El tipo de cambio al alza y el frenazo del comercio internacional elevarán los precios y la confluencia de todos los factores, finalmente, afectarán el empleo.

¿Cuánto tiempo durará este fenómeno? Todo dependerá de qué tan eficientes seamos en el control de este virus que, según la canciller alemana, Angela Merkel, llegará a infectar al 70% de su población. Si la proyección germana se da igual en Chile, estaríamos hablando de más de 10 millones de infectados en nuestro país que, a una tasa de mortalidad del 3,4%, se traduciría en más de 300 mil muertes. La meta por lo tanto, es disminuir la velocidad de contagio para evitar el colapso de los centros de atención, pero también intentar que la población enferma no llegue a los niveles proyectadas por naciones del hemisferio norte.

Es imprescindible que asumamos con responsabilidad el llamado de las autoridades a enfrentar este virus. Para contribuir en este desafío, será necesario renunciar a ciertas libertades transitoriamente, limitando las reuniones y eventos, en beneficio de Chile y sobretodo de sus adultos mayores.

¿Estamos mal? Veamos de dónde venimos

¿Estamos mal? Veamos de dónde venimos

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

No existen dos miradas respecto de cuál es el país que queremos, porque todos queremos estar mejor. ¿Contamos con la salud, educación, ingresos o seguridad ideales? Por supuesto que no. ¿Quiere decir que hemos fracasado como país y necesitamos repensarlo todo? Tampoco.

Para medir el éxito o fracaso del lugar en donde estamos, es indispensable entender realmente el lugar de dónde venimos. Hace 50 años, el país tenía una esperanza de vida de 63,3 años, en tanto hoy es 79,5 y mientras la mortalidad infantil era de 80 por 1.000, hoy es de 9.

El rol jugado en éste ámbito por nuestra producción pecuaria es trascendente y ha aportado con más y mejores empleos, más que duplicando su aporte al Producto Interno Bruto de la Nación en sólo dos décadas.

La cobertura de enseñanza media no llegaba al 50% hace 50 años y hoy es de casi el 100%; mientras que la educación superior ya arriba a una cobertura del 50% que equivale a más de 1,2 millones de jóvenes entre 18 y 24 años. Todas estas cifras son récord y no se han generado por simple inercia, como lo demuestra que este tiempo hemos superado a muchísimos países en todos estos indicadores. El vilipendidado modelo permitió acabar con la desnutrición, ampliar la esperanza de vida en 15 años y la cobertura educacional en cifras superiores a nuestros pares en la región.

Chile no está peor, al contrario, la generación actual vive más y mejor que aquella que la precedió. Nuestro país es mucho más que “una buena fachada”, como dijo un irresponsable economista que entrega la base teórica a quienes se sienten validados para generar cambios por la fuerza.

Es el emprendimiento privado el motor que ha entregado al Estado los recursos para cumplir su labor. Hoy, el presupuesto de la nación asciende a más de 70 mil millones de dólares, una cifra jamás alcanzada en la historia de nuestra patria y es este monto el que permite financiar todos los programas sociales que aseguran una mejor redistribución.

La pregunta que debemos hacernos, es que si el Estado dispone de más recursos que nunca, ¿por qué en estos últimos años ya no logra hacer su parte para mejorar la calidad de vida de la gente a la velocidad que nos habíamos acostumbrado? ¿Y si la plata está, pero no le llega a la gente, no será porque Estado es ineficiente?

Hacemos un llamado a nuestros representantes políticos a valorar lo que este país ha alcanzado en democracia y a entender que la violencia ejercida por una minoría debe ser erradicada. Podemos estar mejor, por cierto, pero eso podremos lograrlo con unidad y sin polarización.

Tiempos de debates desquiciados

Tiempos de debates desquiciados

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

Desquiciado es la palabra para referirse a personas que están “alteradas y fuera de sí o han perdido la tranquilidad o la paciencia”. Nada mejor describe el actual estado de cosas en que las posturas extremas dominan los debates, sobre todo en el mundo virtual.

Chile enfrenta la más grande sequía de la cual se tenga registro y, lamentablemente, el aparataje burocrático estatal ha vuelto a hacer de las suyas convenciendo a la opinión pública de que aquello se trata de un problema jurídico. Visto en perspectiva, pareciera que nada ha cambiado desde la época en que las clases gobernantes de la antigüedad junto a sus sacerdotes ofrecían sacrificios a los dioses para cambiar el derrotero de la naturaleza.

No. El problema del agua no se soluciona por medio de la Constitución o una ley, sino a través de  obras, sin embargo las premisas que dominan hoy este desquiciado debate no se hacen cargo de ello, ya que pone por delante el mentado proyecto de ley que en lo concreto, no le suma un solo litro  al sistema.

Aún en tiempos de sequía extrema, el país tiene en su conjunto nueve veces más agua que el promedio mundial, pero para hacer un uso eficiente de ella debemos realizar estudios de prospección y catastros; construcción de embalses; infiltración de napas; desalinización; reutilización; tecnificación del riego; revestimiento de la conducción; y, finalmente, avanzar hacia un ordenamiento institucional que es sólo uno de los múltiples desafíos.

Desafortunadamente, la agricultura ha sido injustamente estigmatizada en medio de este debate alterado y fuera de foco. No existe una dicotomía entre el uso agrícola del agua y el consumo humano de la misma, porque ambos están en definitiva al servicio de la humanidad: ¿o es que acaso alguien cree que el abastecimiento de alimentos es menos relevante que ingerir líquido?

Si bien el Banco Mundial y otras importantes organizaciones de la burocracia global han puesto sobre el tapete la problemática del uso de agua para fines agrícolas, también reconoce que esta actividad seguirá cumpliendo una función fundamental en la seguridad alimentaria mundial. Un estudio hecho por este organismo establece que la producción agrícola tendrá que aumentar en un 70 % para 2050 para alimentar a una población que llegará a los 10.000 millones de personas.

La agricultura, por lo tanto, tiene desafíos en materia de uso de agua, pero es parte central de la seguridad alimentaria y la sobrevivencia de la humanidad y por ello, es desquiciado continuar con la campaña de estigmatización en su contra.

Tres meses de irresponsabilidad

Tres meses de irresponsabilidad

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

No cabe duda que hay protocolos policiales por mejorar, sino no se explica que cueste tanto detener a los encapuchados que causan destrozos, sin embargo, tratar de instalar que el problema de la violencia desatada en estos últimos tres meses es de las instituciones encargadas del resguardo del orden público y no de quienes han perpetrado actos vandálicos en infraestructura pública y privada causando daños sólo equiparables a un terremoto de gran magnitud, es una irresponsabilidad enorme.

En países desarrollados, el apedreo de policías es respondido con fuerza. Sin ir más lejos, en Alemania un hombre fue abatido por esa razón en 2018. Que el intendente de la región Metropolitana, Felipe Guevara, se encuentre hoy suspendido de su cargo por el copamiento policial preventivo de la plaza Baquedano –que no es otra cosa que los policías resguarden el dañado monumento al héroe nacional evitando la toma que incluye un permanente e ilegal bloqueo del tránsito de personas-, demuestra hasta qué punto la confusión sobre los límites a la libertad de manifestación y expresión se han transformado en el mayor obstáculo para la recuperación del orden público indispensable para avanzar en las necesarias reformas sociales.

La violencia, tanto de facto como en su justificación teórica, debe ser castigada sin ambigüedad. No existe nación seria en donde se permita un homenaje dentro de un Congreso a autoproclamadas guerrillas urbanas, como las que en Chile se denominan primera línea y que fueron calificadas como “nuestros héroes” por fuerzas con representación parlamentaria.

El año pasado, la Unión Europea analizó una propuesta de Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de ese continente, en cuya justificación se establece que la segunda Guerra Mundial “fue el resultado directo del infame Tratado de no Agresión nazi-soviético de 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, que permitieron a dos regímenes totalitarios, que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia”, razón por la cual“pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi”.

La creciente violencia tanto de facto como de discurso, requiere de una condena categórica donde la propuesta de Resolución del Parlamento Europeo puede iluminar el camino que debemos seguir como país.

Pensiones, populismo y asistencialismo

Pensiones, populismo y asistencialismo

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

En el año 2018, el Índice Global de Pensiones Melbourne Mercer ubicó al sistema previsional chileno en octavo lugar a nivel mundial. Para muchos de sus detractores, el resultado pareció una mala broma, no obstante, existen razones objetivas para dicha medición, comenzando por el hecho de que en las naciones donde hay pensiones altas y bajas edades de jubilación, el dinero simplemente no alcanza.

Países como Grecia y Francia, por mencionar algunos, han debido enfrentar revueltas sociales de gran envergadura -el Metro de París funciona a menos de un cuarto de su capacidad desde hace más de un mes-, debido a que los gobernantes han debido transparentar algo que en tiempos de populismo se elude: la protección social cuesta dinero y éste tiene que salir de alguna parte.

Hoy, en Chile estamos en presencia de una propuesta que avanza decididamente, gracias a la “generosidad” de políticos “conscientes”. En el campo existe un dicho que reza “es fácil sacar murras con las manos ajenas”, pues bien, eso es lo que pasa cuando el generoso político anuncia que la solución es la solidaridad que, en pocas palabras, involucra sacarle dinero de la pensión de uno para repartirlo a otros.

Si el Estado no puede pagar su generosidad, entonces debería limitar su solidaridad. La otra opción, y quizás más seria aunque menos popular, es asumir que se debe aumentar la cotización individual; fortalecer el pilar solidario del sistema financiado por medio de impuestos a las personas y no por simple solidaridad impuesta por un político que decidió regalar el dinero de otro; e iniciar un debate serio acerca de si es o no correcto que en un país con esperanza de vida que se acerca a los 90 años la edad de jubilación sea de 60 años para mujeres y 65 para hombres.

En el año 2017, invitado por nuestro gremio, el periodista osornino radicado en España, John Müller, retrató los riesgos que corría el país con el avance del populismo, citando precisamente el ejemplo de su segunda patria: “La lección que deja España es que es muy fácil corromper a una sociedad ofreciéndole el camino del asistencialismo y del reparto de la riqueza. Ese discurso es muy fácil y solo abre la posibilidad de que en muy poco tiempo esa sociedad baje los brazos y deje de asumir su responsabilidad. Esa fue la clave de lo que ha pasado en España. Cuando tú creas un estado benefactor, la gente baja los brazos y cree que sus problemas los tienes que resolver el Estado. Y en España, eso ha sobrepasado el ámbito económico”. Transcurrido casi tres años de esa advertencia, es claro que lo pusimos suficiente atención al caso hispano.

Ejemplo de lo que no se debe hacer

Ejemplo de lo que no se debe hacer

Por José Antonio Alcázar, gerente general de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

Buena parte del proceso de elaboración de una ley se destina a escuchar a quienes les incidirá de manera más directa. Esto, que podría ser lógico y esperable, muchas veces no garantiza que el resultado recoja de forma correcta y total las necesidades de la población.

El mejor ejemplo de lo anterior es la ley 21.131 o ley de pago a 30 días, promulgada el 16 de enero de 2019. Muchos la catalogaron como la ley que terminaría con los abusos del “grande contra el chico”, que emparejaría “la cancha”, y que vendría a terminar con los privilegios del “pez gordo”. Estas grandes intenciones exacerbaron el entusiasmo legislativo y a varios gremios, quienes se apuraron en legislar para ser parte de la foto, olvidando el dicho que señala que no por andar más rápido se llega más lejos.

Promulgada la ley de pago a 30 días surgieron varias consultas por parte de los supuestos beneficiados: las Pymes. Este cuerpo legal les exige cobrar intereses y comisiones a sus acreedores, lo que inevitablemente genera tensión en una relación comercial, pudiendo llegar incluso a la pérdida de ese cliente. A su vez, estos intereses constituyen ingresos, aún cuando no hayan sido pagados por el deudor y, además, forman parte de la base imponible necesaria para calcular el impuesto a la renta. En resumen, las Pymes, que eran el segmento a proteger, terminaron con procesos administrativos más complejos, pagando más impuestos y con menor flexibilidad para determinar los plazos de crédito que otorga a sus clientes.

Como si esto no bastara, ahora se les obliga a iniciar la emisión de Guías de Despacho Electrónicas (GDE), asumiendo que la evolución digital y tecnológica en nuestro país es por decreto.

Países más desarrollados que el nuestro, entendieron que este cambio del papel a lo digital requiere de tiempo. Países como España u Holanda dejan a voluntad del contribuyente la emisión de documentos equivalentes a nuestras Guías de Despacho en formato papel o digital.

Hoy esta ley ha sido fuertemente cuestionada, incluso por quienes hace un año la aprobaron, aplaudieron y se tomaron la foto. Las autoridades políticas no sólo deben escuchar a las personas, también deben ser capaces de comprender los distintos escenarios en los que se desenvuelven en el día a día, ya que sólo así podrán representar en forma legítima a sus electores.

Lo que ocurrió con la ley de pago a 30 días es un buen ejemplo del porqué la ciudadanía ve lejanos a sus representantes.

Estado de Derecho y responsabilidades individuales

Estado de Derecho y responsabilidades individuales

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

El miércoles recién pasado, el árbol de Navidad que se instalaba año a año en plaza de Armas fue vandalizado, por primera vez en su historia de ya varias décadas. Días antes, otras personas a ejercer el comercio ilegal, una actividad que no está contemplada dentro del principal espacio público de los osorninos, pasando así por encima del derecho de los miles de comerciantes osorninos que pagan sus impuestos para trabajar. También en estos días, centenares de familias procedieron a realizar once tomas de terreno, tratando de colocar su necesidad, que nadie discute que exista, por sobre las de miles de personas que a lo largo de Chile han hecho los trámites e inscripción y ahorro para alcanzar ese mismo fin..

En Santiago, en tanto, un grupo de personas echó al diputado Gabriel Boric del parque Forestal. A pocas cuadras de allí, la plaza Baquedano y sus inmediaciones sigue en una toma “pacífica”. Sus veredas son ahora de tierra, hay vestigios de inmuebles e infraestructura quemada, no existen semáforos, el comercio está mayoritariamente cerrado y con gruesas planchas de protección metálicas, incluido el Hotel Crowne Plaza. ¿Cuántos países del mundo tienen su centro en esas condiciones a un par de cuadras del palacio de Gobierno? Preferentemente países en guerra o extremadamente pobres.

Durante todo este periodo, el debate ha apuntado a las responsabilidades del Estado y el accionar de las fuerzas policiales en la recuperación del orden público, pero muy poco se apunta a las los individuos que exigen derechos por medio del bloqueo del libre tránsito, barricadas, destrucción de la propiedad pública y privada y “funas” (eufemismo de ataque) a personas. Olvidan o desconocen que los derechos nacen de los deberes y que la persona es por naturaleza comunitaria. Si permitimos que cada uno luche por sus anhelos a costa de perjudicar la libertad de otros, la vida diaria en la ciudad se vuelve insoportable.

Antes de exigir derechos, debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Hemos sido solidarios? ¿Hemos sido un buen estudiante o trabajador? ¿Hemos cuidado el medioambiente? ¿Hemos sido buenos padres, hijos o vecinos? ¿Se ha preocupado de recibir boleta por sus compras para que el Estado al que le exige soluciones tenga el dinero para brindarlas?

El asesinado presidente de Estados Unidos John Kennedy dijo hace casi seis décadas: “no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”. Aún por muy justa que sea la causa, protestar es, en el mejor de los casos, el más pequeño de los aportes que se puede hacer.

La danza de los irresponsables

La danza de los irresponsables

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

El presidente venezolano Nicolás Maduro dijo hace un mes y medio que lo que ocurre en Chile es sólo una “brisa bolivariana” y que pronto conoceríamos el “huracán”. El Departamento de Estado de Estados Unidos, en tanto, denunció y entregó pruebas de la existencia de “cuentas falsas rusas” en redes sociales que contribuyen a “socavar las instituciones” en nuestro país.

Semanas después, Conecta Labs estudió los hashtag de las protestas chilenas durante un mes y concluyó que de las 2.000 cuentas más influyentes, casi el 60% no eran de Chile.

Recientemente, una joven comunista de nombre Florencia Lagos realizó una alocución frente al propio dictador Maduro donde dijo que las manifestaciones sociales que se están viviendo en Chile no eran un movimiento espontáneo, sino un éxito de la Mesa de Unidad Social –se entiende claramente que se refería a las acciones de “presión” o derechamente de violencia, en las calles-.

Antes de Lagos, otra joven se había “lucido” ante el dictador Maduro en Caracas. ¿Su nombre? Doris González, quien apenas cuatro días después del estallido del 18 de octubre y en su calidad de vocera de Ukamau, una de las organizaciones de la Mesa de Unidad Social, señaló tras el cántico “óyeme tú y tú lo sabes, son las comunas del misil de Hugo Chávez” que con “ese misil de Hugo Chávez” se iría “a construir el poder popular a Chile”. Demás está decir que Ukamau ha sido clave en numerosos y coordinados cortes de calles y avenidas en Santiago, durante estos más de 50 días de crisis.

En medio de todo esto, el ex agente cubano Enrique García confirmó que la red para desestabilizar Chile es real y que es dirigida por el jefe del servicio de inteligencia de Cuba en Chile, Warnel Lores Mora, quien figura oficialmente como ministro consejero de la embajada cubana en Santiago.

Nadie ha dicho que las demandas sociales no cuentan con una base de apoyo mayoritaria en el país y que ese constituye el grueso de quienes concurren a marchas pacíficas, sin embargo, negar la arista extranjera e intentar ridiculizar a todo aquel que cita hechos y fuentes confiables es sencillamente una irresponsabilidad. El ex canciller Heraldo Muñoz es uno de ellos: él señaló que aludir a estos datos es una “soberana estupidez”, desestimando de paso los informes del ex jefe de Inteligencia del Ejército ecuatoriano, Mario Pazmiño, e informes en la misma línea provenientes de Colombia y otros países.

¿Por qué importantes personeros políticos se niegan sistemáticamente a investigar estos hechos? Es un misterio, pero estas alturas, en que también debe revisarse a fondo la arista del narcotráfico, ya nada extraña.

Monopolio de la fuerza en entredicho

Monopolio de la fuerza en entredicho

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

Más de un mes de movilizaciones y nuevas verdades se han instalado. De partida, aún cuando el bloqueo del libre tránsito es un delito penado en la legislación, todos han decidido apuntarlo como un derecho, sin importar que no esté consagrado en ninguna parte. Qué decir de las barricadas: el delito de incendio tiene duras penas, pero las fogatas son parte del paisaje diario y su dispersión ha sido calificada como represión.

Los censores de una nueva moral justifican la reacción violenta a una supuesta “violencia estructural” que emana del Estado de Derecho Vigente, adornando la única realidad que ese reconocimiento implica: que se ha decidido justificar la subversión del Estado de Derecho por medio de la fuerza, sin utilizar las vías institucionales vigentes.

La clase política que representa en su conjunto la inmensa mayoría del electorado, léase Democracia Cristiana, Partido Socialista, Partido por la Democracia, Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente, Evolución Política y una parte del Frente Amplio, dieron vida a un acuerdo político para reformar institucionalmente la constitución y, luego, se ha dado origen a una agenda de reformas sociales. Curiosamente, una minoría política junto a organizaciones sociales que no se conoce a cuántos representan realmente, ha determinado que esos acuerdos son insuficientes y en las calles persiste un desorden absoluto, que ha derivado en el quiebre de empresas y miles de chilenos están quedando sin trabajo.

En medio de todo esto, con una clase política paralizada por la calle y llena de complejos, el Estado ha dejado de brindar seguridad, cayendo en una verdadera esquizofrenia que va desde “¿dónde están los carabineros?” a “exceso de celo policial” y, finalmente, levantar a la categoría de héroes a los capuchitas de la “primera línea”. Los carabineros son víctimas de esta esquizofrenia social impulsada por los poderes del Estado y no los victimarios.

¿Cuál es la definición de monopolio de la fuerza? Capacidad exclusiva del Estado para ejercer el poder sobre el territorio. Si vemos los principales espacios públicos del país, ¿quién está ejerciendo el poder sobre el territorio? La respuesta es evidente y no es Carabineros porque no se le están brindando las herramientas para el cumplimiento de su rol dentro de un Estado de Derecho que está quebrado.

La clase política debe asumir de una vez su rol como representantes electos de la ciudadanía, dejando atrás sus complejos e inhibición ante movimientos sociales que los han transformado en una traba para acabar con la violencia y asegurar la paz.