Políticos: principales responsables pero no los únicos

Publicado En: octubre 27, 2019Categorías: Columnas

Políticos: principales responsables pero no los únicos

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

Primero, lo más importante de esta semana: la masividad de la protesta pacífica a lo largo de todo Chile manchada por hechos de extrema violencia a cargo de grupos radicales probablemente influenciados desde el exterior, según ha señalado la Organización de Estados Americanos, además de un ejército de delincuentes que el Sistema Judicial, parte relevante de esta crisis, debe explicar por qué campea en las calles.

El viernes, esta movilización fue coronada por una impresionante marcha de más de un millón de personas pacíficas en Santiago, mostrándonos que un nuevo Chile está por ser construido. El columnista de Bloomberg, John Authers, fue más allá y dijo que podemos estar en presencia de la primera protesta pos moderna y que si le pasó a nuestro país, puede ocurrirle a cualquiera.

La noche del viernes terminó con mensajes de esperanza de todos los actores políticos, esos que no estuvieron a la altura y que dejaron que la sangre llegara al río.

En efecto, no podemos olvidar que al cierre de esta columna 19 seres humanos habían perdido la vida en las movilizaciones. Cuatro de estos fallecimientos se les atribuye a agentes del Estado y otros 15 corresponden a personas que fueron atropelladas o perecieron calcinadas en medio de saqueos.

El descontento manifestado estas últimas semanas es justo: desde esta misma tribuna alertamos las nefastas consecuencias del “capitalismo de amigotes” que se expresa en colusiones o prácticas al borde de la ley que atentan contra la competencia, lo que genera abusos a consumidores y productores.

El año pasado encargamos a Clapes UC un análisis sobre un sector específico de la economía, el que confirmó la existencia de “opacidad” en la fijación de los precios pagados a productor. Asimismo, conocidas son las malas prácticas de los supermercados que también ahogan a Pymes y Mypes, generando un efecto en cadena hacia nuestros trabajadores.

Los empresarios tenemos mucho que mejorar para aportar en este cambio, pero sin un cambio de la clase política que debe profesionalizarse y ser más responsable, el futuro más justo que todos añoramos no se ve cercano.

La arista violenta del movimiento no debe soslayarse. Muchos actores políticos no condenan la violencia cuando un sector minoritario, pero no por ello menos relevante, destruyó medios de transporte, infraestructura, servicios públicos y comercio, generando millonarias pérdidas que devolvieron comunas enteras al siglo XX.

Es atingente preguntarse si cabe aquí el inicio de acciones legales colectivas, tanto penales como civiles, contra los instigadores que más parecen panelistas de medios que legisladores.

Se distingue, entonces, la irresponsabilidad de los políticos en el ejercicio de sus funciones y los efectos de la corrupción que se genera a partir de la concentración económica.

Se puede caminar y mascar chicle: hagamos los cambios que el modelo necesita, volvamos a la normalidad en materia de orden público y que los políticos que permitieron este desborde paguen por sus responsabilidades, sin que el hilo se corte por lo más delgado: los militares y carabineros que han debido salir a la calle por la inoperancia política.

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