Programa Nacional Agrícola de Temporada

Publicado En: febrero 5, 2017Categorías: Columnas

Programa Nacional Agrícola de Temporada

José Antonio Alcázar. Gerente General Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO AG.
  •  La nueva forma de fiscalizar de la DT, no es más que el resultado del permanente menosprecio que la autoridad tiene hacia quienes emprenden y dan trabajo de calidad a miles de personas en nuestra región.

El 16 de diciembre pasado, el Departamento de la Dirección Nacional del Trabajo (DT), publicó la Circular N° 113 en la cual instruye sobre el Programa de fiscalización de inspección al trabajo agrícola de temporada, haciendo un cambio de criterio respecto de cómo se fiscalizaba, hasta la temporada anterior, el cumplimiento de la normativa laboral chilena.

Hasta la publicación de esta circular, existía el Programa Nacional Agrícola de Temporada, que bajo una metodología de asistencia al cumplimiento otorgaba plazos a los empleadores que incumplían alguna norma laboral. Esto significó que las multas por infracciones disminuyeran drásticamente, pero que el cumplimento de la normativa aumentara, generando con ello mejores condiciones laborales a los trabajadores, objetivo que es a nuestro juicio el que debe importar.

Cabe preguntarse entonces, ¿Cuál es el origen de este cambio de criterio? De acuerdo a lo señalado por la Dirección del Trabajo (DT), la cifra de infracciones por cada fiscalización aumentó en 0,15% entre la temporada 2014/15 y la 2015/16, cifra que estadísticamente es insignificante.  Sin embargo, nada se dice sobre la evolución del cumplimiento de la normativa laboral, que es lo que debería finalmente importarle a la autoridad fiscalizadora.

A partir del cambio del cambio en la forma de fiscalizar de la DT, por cada infracción que sea detectada por un fiscalizador de este organismo el empleador arriesga multas que van desde las 40 a las 60 o más UTM. En términos prácticos, si un fiscalizador constata que en un WC ubicado en un huerto frutícola no hay papel higiénico, cursará de inmediato una multa que dependiendo de la cantidad de trabajadores del predio podría fluctuar entre $1,8 y 2,2 millones de pesos. A lo anterior se suma la falta de criterios comunes entre fiscalizadores, la permanente búsqueda de errores para cursar una multa, la que raya en el hostigamiento hacia el empleador y las largas fiscalizaciones que empiezan a las 10 am y terminan a las 18:30, obligando a los empleadores a disponer todo el día de personal administrativo para atender a los fiscalizadores.

Cuestión política o cuestión técnica, lo cierto es que la nueva forma de fiscalizar de la DT, no es más que el resultado del permanente menosprecio que la autoridad tiene hacia quienes emprenden y dan trabajo de calidad a miles de personas en nuestra región, que normalmente no se desempeñan en otras actividades productivas.

Por otro lado nuestra autoridades locales, intendente, parlamentarios, SEREMI´s y Alcaldes, aun cuando están conscientes del daño que se le está haciendo a esta la actividad, es poco lo que hacen para hacer escuchar la voz de nuestro territorio en el nivel central y por lo menos tratar de revertir la equivocada política de fiscalización de la Dirección Nacional del Trabajo.

La voz de alerta ya está dada por parte de SAGO y ojalá sea atendida, de manera que la próxima semana no sumemos otros $50 millones de pesos en multas desproporcionadas.

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