En realidad fue el crecimiento impulsado por la libertad econ\u00f3mica el que permiti\u00f3 que los ni\u00f1os \u00a0del campo y de la ciudad, pudieran dejar de trabajar, ir a la escuela y usar zapatos<\/strong>.<\/em><\/span><\/h3>\n<\/li>\n<\/ul>\nHace ya poco m\u00e1s de un a\u00f1o, el Gobierno, a trav\u00e9s de su Ministerio de Agricultura, inici\u00f3 una campa\u00f1a de apolog\u00eda a los 50 a\u00f1os de la Reforma Agraria, la que incluye frases como \u201cGracias a la Reforma Agraria, los ni\u00f1os y ni\u00f1as campesinos dejaron de trabajar, pudieron ir a la escuela y comenzaron a usar zapatos\u201d. La campa\u00f1a, obviamente, no considera la visi\u00f3n de ninguno de los miles de agricultores a los cuales se los despoj\u00f3 pr\u00e1cticamente sin compensaci\u00f3n alguna, de sus bienes, su fuente de subsistencia y sus hogares. Tampoco se dice nada de c\u00f3mo la violencia y los constantes atropellos a los derechos humanos que se produjeron en torno a la Reforma Agraria, fueron los factores que condujeron al derrumbe institucional de nuestro pa\u00eds y de nuestra democracia.<\/p>\n
Existen dos mitos que se intenta instalar en torno a la Reforma Agraria. El primero es de car\u00e1cter econ\u00f3mico, y nos dice que gracias a esta pol\u00edtica, nuestra agricultura pas\u00f3 de ser una altamente ineficiente, a ser la agricultura eficiente y moderna que es hoy. Pero la realidad muestra que el destino de nuestra agricultura se decidi\u00f3 en el proceso de apertura econ\u00f3mica y comercial que sobrevino inmediatamente despu\u00e9s. La Reforma Agraria se vivi\u00f3 de manera similar en todas las zonas del pa\u00eds, sin embargo, la agricultura del norte y del sur obtuvieron desempe\u00f1os muy distintos. Mientras la zona centro norte del pa\u00eds, con condiciones clim\u00e1ticas muy favorables al sector exportador, experiment\u00f3 un boom durante las d\u00e9cadas de los ochenta y los noventa, la agricultura de la zona centro sur, dedicada principalmente a la sustituci\u00f3n de importaciones, sufri\u00f3 una realidad totalmente opuesta, con miles de hect\u00e1reas con aptitud agr\u00edcola que terminaron plantadas con pinos y eucaliptos, agroindustrias pr\u00e1cticamente desaparecidas y un gran empobrecimiento de sus sectores rurales. Esta dispar realidad se condice perfectamente bien con el t\u00e9rmino de la condici\u00f3n aut\u00e1rquica en que se encontraba el pa\u00eds y el proceso de apertura comercial, donde siempre hay ganadores y perdedores, industrias que florecen y otras que mueren. Y no puede ser explicada por un proceso que se aplic\u00f3 de forma uniforme en todo el pa\u00eds.<\/p>\n
El segundo mito de la Reforma Agraria tiene una connotaci\u00f3n mucho m\u00e1s profunda y se\u00f1ala que con el t\u00e9rmino del latifundio se elimin\u00f3 una estructura de dominaci\u00f3n social, pol\u00edtica econ\u00f3mica y cultural que se hab\u00eda mantenido intacta desde la colonia. La verdad, es que el poder pol\u00edtico de la oligarqu\u00eda chilena estaba ya muy disminuido antes de comenzar el proceso de la Reforma Agraria. En 40 a\u00f1os el conservadurismo s\u00f3lo hab\u00eda logrado ganar dos elecciones presidenciales, el 32 con Arturo Alessandri, qui\u00e9n paradojalmente en su primera presidencia se hab\u00eda encargado de destruir el poder olig\u00e1rquico representado en la rep\u00fablica parlamentaria y el 58 con su hijo Jorge, qui\u00e9n aunque con un esp\u00edritu muy acotado fue el iniciador de este proceso.<\/strong><\/p>\nAdem\u00e1s se debe considerar que si bien la propiedad de la tierra en la zona central del pa\u00eds estaba muy ligada a la oligarqu\u00eda, a la iglesia cat\u00f3lica y al partido conservador, la realidad del resto del pa\u00eds, especialmente del Bio-Bio al sur\u00a0 era diametralmente distinta. La propiedad de la tierra estaba principalmente en manos de descendientes de inmigrantes, fuertemente marcados por una \u00e9tica protestante, pol\u00edticamente vinculados al partido radical y con un marcado car\u00e1cter mesocr\u00e1tico. Esta divisi\u00f3n cultural se manifiesta hasta hoy en la existencia del Consorcio Agr\u00edcola del Sur como contraposici\u00f3n a la santiaguina Sociedad Nacional de Agricultura. As\u00ed, ese supuesto poder incontrarrestable\u00a0 y hegem\u00f3nico \u00a0de la clase latifundista, estaba lejos de existir a esas alturas de nuestra historia.<\/p>\n
Lo que realmente le cambi\u00f3 la cara a este pa\u00eds fueron las reformas econ\u00f3micas implementadas a partir de 1973, ya que aunque el PIB agropecuario se quintuplic\u00f3 desde ese a\u00f1o en adelante, no pudo crecer al mismo ritmo que el resto de la econom\u00eda, que es lo que siempre ocurre cuando un pa\u00eds se encumbra al desarrollo, transform\u00e1ndolo de agrario, a productor de servicios, proceso al cual le falta a\u00fan mucho camino por recorrer, por supuesto.<\/p>\n
En realidad fue el crecimiento impulsado por la libertad econ\u00f3mica el que permiti\u00f3 que los ni\u00f1os \u00a0del campo y de la ciudad, pudieran dejar de trabajar, ir a la escuela y usar zapatos. La misma libertad que se intenta conculcar con \u00e9sta, y muchas otras campa\u00f1as de desinformaci\u00f3n realizadas con recursos de todos los chilenos y que incluye un presupuesto millonario a cargo de un l\u00edder mirista, haciendo de esta una desvergonzada campa\u00f1a de apolog\u00eda con una clara orientaci\u00f3n ideol\u00f3gica<\/strong>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"La vergonzosa apología a la Reforma Agraria Harold Brethauer Meier. […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":8766,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[66],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8765"}],"collection":[{"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8765"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8765\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/media\/8766"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8765"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8765"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/sago.cl\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8765"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}