El errado enfoque laboral de Chile

Publicado En: febrero 3, 2019Categorías: Columnas

El errado enfoque laboral de Chile

Por Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

 

Hace ocho años, durante el primer Gobierno de Sebastián Piñera, se despachó el proyecto de ley que buscaba incorporar la adaptabilidad al sector agrícola, acorde a las necesidades de rubros que trabajan con las leyes de la naturaleza y no en horario de oficina. Lamentablemente, la iniciativa se entrabó y no ha visto la luz.

El objetivo de la iniciativa buscaba algo de toda lógica que respondiera a las necesidades de trabajadores y empresarios y no a una ideología en particular: adaptar la normativa laboral a las peculiaridades del sector, protegiendo los derechos de los trabajadores  e incorporando eficiencias por medio de, entre otras cosas, la celebración de pactos colectivos para fijar la jornada de trabajo y otras materias relacionadas con las características de la faena productiva. Es decir, entregaba libertad a las partes que están en el día a día de la faena, para buscar la mejor forma de desarrollar la labor.

Junto con esta flexibilización, introducía certezas para los trabajadores, como por ejemplo, la presunción legal de contrato indefinido en caso de que el trabajador agrícola de temporada complete más de diez meses trabajando para un mismo empleador en un periodo de doce meses, entre otros muchos derechos.

En casos que la naturaleza del trabajo lo requiera, se podría dividir la jornada diaria, permitiendo que en casos como la lechería se establezcan las interrupciones que admitan el desarrollo de la labor sin afectar el tipo de producción.

Pero Chile tomó un camino distinto y errado: ya en 2014, el mercado laboral chileno aumentó en rigidización según el Índice Global de Habilidades, subiendo del lugar 20 al 16 en rigidez, perjudicando a los desempleados y también a las empresas, haciendo que el reemplazo de trabajadores por la automatización se acelere, acortando los tiempos para llevar a cabo una transición que no sea traumática, gracias a una ideología que dice protegerlos, pero en realidad logra los efectos contrarios.

Ahora bien, en sintonía con lo señalado en 2017, Kirsten Sehnbruch, investigadora asociada del Centro de Microdatos del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, la flexibilidad laboral no es lo único que se debe atender. Falta, por ejemplo, el reemplazo de la mayor parte de las indemnizaciones por un seguro de cesantía que proteja a los trabajadores más vulnerables y fomente la formación de capital humano, castigando la rotación laboral. “Ganan todos, así es que ¿por qué no hacerlo?”, señaló entonces la investigadora, una pregunta que bien vale la pena volver a analizar.

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