El problema y la esperanza

Publicado En: agosto 16, 2018Categorías: Columnas

El problema y la esperanza

Al mismo tiempo que aumentan las exportaciones de nuestra carne bovina, se incrementan las importaciones.

 

Por Sergio Willer Daniel, presidente de Corporación de la Carne y vicepresidente de SAGO A.G.

Entre enero y julio de 2018, las exportaciones de carne bovina alcanzaron más de 4.700 toneladas, lo que implica un alza de 23% en relación al mismo periodo del año anterior.  Sin duda, aun cuando estamos hablando de un volumen menor, lo anterior es una buena noticia para el sector que, al mismo tiempo, enfrenta un alza de 10,8% en las importaciones en relación al año pasado. En efecto, si en 2017 se habían importado a esta fecha 93 mil toneladas, en el mismo periodo este año, llegamos ya a las 103 mil de toneladas.

La realidad, entonces, es que al mismo tiempo que baja nuestra oferta de carne bovina, se continúa abriendo la ventana del mercado internacional.

La pregunta a hacerse es: ¿por qué el futuro de nuestra producción está en el exterior y no en Chile? En otras palabras, ¿por qué no nos está quedando otra alternativa que privar a nuestros compatriotas de la mejor carne del mundo? Razones hay varias. Si bien es cierto que el consumidor nacional prefiere nuestra carne, hoy en los supermercados, donde se vende el 80% de ésta, ella sigue siendo muy escasa. Esto se origina, además de por nuestra baja masa ganadera, en el hecho de que el principal poder comprador sólo acepta en sus góndolas categoría “V”, lo que genera un rápido quiebre del stock que obliga al consumidor nacional a comprar carne de otras procedencias y dudosa rotulación.

Tanto SAGO A.G. como la Corporación de la Carne han insistido, una y otra vez, que la cronometría dentaria –edad del animal- determina qué carne es o no “V”, pero que ello no tiene nada que ver con la calidad. ¿La oferta proveniente del exterior que se ofrece como “V” es tal? Tampoco. ¿Qué estamos haciendo como país al seguir adelante con esta normativa? Simplemente, obligar a los agricultores y ganaderos a competir con freno de mano.

Los grandes supermercados han promocionado una sola categoría, la V, que no tiene que ver necesariamente con calidad, dejando fuera otras que a la experiencia del consumidor son similares e incluso superiores a muchos cortes de carne importada que sí están en las góndolas del retail, por la nula fiscalización de nuestra norma. Ejemplo clásico de esto es que un filete nacional que hoy califica como U, no puede estar en los supermercados.

¿Qué nos queda, entonces? Sin cambio de normas… la exportación, buscando los nichos que valoran la carne producida en base a pasto es el único camino. Con voluntad de cambiar la norma, en tanto, aún nos es posible llevar la mejor carne del mundo a la mesa de todos los chilenos.

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