Especies invasoras pueden provocar la pérdida de hasta la mitad de las poblaciones nativas
Especies invasoras pueden provocar la pérdida de hasta la mitad de las poblaciones nativas
Aunque al principio los números sean pequeños, su impacto puede ser devastador. Es el caso de las truchas introducidas en los ríos de la zona centro-sur del país y su efecto en los peces locales.
El Mercurio |
Una vez que una invasión de flora o fauna exótica ha comenzado es muy difícil ponerle término y sus consecuencias resultan desastrosas. Así lo revela el primer metaanálisis global de las características de estas incursiones y las dimensiones del impacto en especies nativas que publicó ayer la revista Proceedings de la Academia de Ciencias de Estados Unidos. El trabajo abarcó 1.258 casos de estudio y 201 publicaciones de todo el mundo, incluyendo de Chile. ‘Uno de los principales resultados de nuestra investigación es que los mayores impactos se producen al principio del proceso de invasión: cuando un animal invasivo se ha generalizado, ya ha reducido sustancialmente la biodiversidad de las especies nativas’, dice a ‘El Mercurio’ Bethany Bradley, investigadora de la Universidad de Massachusetts en Amherst y autora principal de la publicación.
Es así como la introducción accidental del pez león (Pterois volitans) en las aguas del Caribe llevó a una rápida declinación de los peces de arrecife nativos; mientras que la pitón de Birmania (Python bivittatus) en los pantanos de los Everglades trajo pérdidas dramáticas en las poblaciones de mamíferos locales, como la musaraña, el zorro y el gato montés. ‘En promedio, las especies invasoras reducirán a la mitad las poblaciones de especies nativas si no prevenimos o controlamos sus incursiones’, dice Bradley, quien cita como ejemplo el ya mencionado caso del pez león. En el caso de Chile, el análisis incluyó casos como el impacto del maqui y la zarzamora en la flora nativa de Juan Fernández y sus limitadas posibilidades de regeneración; los efectos de la presencia del visón en la fauna nativa de la zona sur-austral, y las consecuencias de la introducción de las truchas arco iris y café en los peces nativos de 54 pequeños riachuelos de Chiloé.
El estudio distingue que las especies que están más arriba en la cadena trófica, es decir, aquellas que son depredadoras, tienen un impacto mayor aunque presenten bajas densidades. ‘Por ejemplo, con unos pocos individuos de perros o gatos asilvestrados va a existir un impacto mayor en especies como aves nativas, que pueden ser rápidamente depredadas’, explica Aníbal Pauchard, investigador del Laboratorio de Invasiones Biológicas de la Universidad de Concepción. ‘En Chile estamos muy atrasados en la investigación. No conocemos el efecto que tiene esa depredación en términos de números sobre las especies nativas y menos las maneras eficientes y concretas de cómo eliminarla’, reconoce Gonzalo Medina, académico del Centro para la Investigación de la Sustentabilidad de la U. Andrés Bello.
El veterinario, que se ha dedicado en especial al caso del visón, cuenta que solo se han probado trampas o se ha dimensionado el costo de la captura, pero no se han estudiado aspectos como la mejor época del año para atraparlos, el mejor cebo, la diferencia en la tasa de captura según la zona geográfica o su expansión real. A juicio de Medina, uno de los mayores problemas es que falta una política de Estado centralizada y que solo hay proyectos indirectos, licitados a través de fondos de desarrollo regional en que ha tenido participación el Ministerio de Medio Ambiente, Conaf, el SAG o privados.
‘Chile necesita urgentemente una estrategia integral para el manejo de especies invasoras, eso debiera estar en el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas para así coordinar mejor los esfuerzos entre distintas instituciones públicas y privadas’, sostiene Pauchard. Si bien frente algunas especies hay acciones, otras están actuando en forma impune. ‘Hoy las mayores especies en peligro de extinción son los peces nativos, porque se los están comiendo salmones como el chinook y las truchas’, dice Medina. Pero cualquier estrategia de erradicación se toparía con el turismo y la pesca deportiva. El diagnóstico global de Bradley es pragmático: ‘Muchos animales problemáticos llegan como mascotas, especialmente los reptiles. Es muy probable que los insectos se escondan en la carga o enganche en las importaciones de plantas ornamentales. Si invertimos más recursos para detener a la próxima generación de invasores, sería mucho más efectivo que continuar luchando una batalla perdida contra los que tenemos’, dice Bradley.