Las reglas del juego

Publicado En: marzo 4, 2018Categorías: Columnas

Las reglas del juego

Harold Brethauer Meier, Vicepresidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.
  • No se ha hecho totalmente visible para los consumidores cuántos de los productos de sus marcas favoritas de lácteas se fabrican con leche importada.

Es cierto. Tras décadas de polémicas entre la industria láctea y sus proveedores, parece que las posibilidades de llegar a una ecuación fácilmente comprensible sobre los precios por litro que se pagan al productor, ya no llegó, por la sencilla razón de que a estas alturas no hay productor lechero del mundo que no esté a merced de estos vaivenes con una salvedad: aquellos que participan del negocio procesador están mucho más protegidos que el resto.

Nuestro país acumula ya cinco años de caída en la producción lechera nacional, algo de lo cual el consumidor nacional no se da cuenta, por la sencilla razón de que no se ha hecho totalmente visible para los consumidores cuántos de los productos de sus marcas favoritas de lácteos se fabrican con leche importada.

“Y si la leche importada es mejor… ¿cuál es el problema? Podría señalar legítimamente alguien que no sabe que la “leche” importada llega al país en polvo y que, por lo tanto, debe ser reconstituida para poder elaborar los productos que se parecen, pero no más que eso, a los que se hacen con la real “leche fresca” o “natural”, un atributo que no todos poseen en realidad.

Las procesadoras lácteas que no tienen a sus productores integrados en su negocio, han estado apostando una y otra vez por el corto plazo, sin comprender que han hipotecado el largo plazo, por la sencilla razón que en la medida que se cierran lecherías, se pasa a depender cada vez más de las importaciones, quedando más expuestos a los vaivenes del mercado internacional, profundizando el círculo vicioso de la volatilidad que impide proyectar el rubro.

Las plantas no han entendido que sólo tratando a los productores como socios aseguran el largo plazo y que de lo contrario, se verán cada vez comprando más y más leche en polvo del exterior para reconstituirla en plantas que en realidad fueron hechas para producir con leche fresca del sur de Chile.

Sólo comprenderán su error cuando el consumidor les dé la espalda. Son las reglas del juego de corto plazo que decidieron jugar, en el cual le están regalando todo el espacio de la “magia del sur” a Colun, una cooperativa que sólo está destinada a seguir creciendo y mostrarle el camino correcto a todos los demás productores.

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